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El colegio de Ambroz sigue esperando su nueva sede tras décadas de promesas incumplidas. Defiende Vegas del Genil exige agilidad y compromiso para acabar con la masificación y dotar al alumnado de unas instalaciones dignas.
En pleno corazón de la Vega granadina, el Colegio Público Nuestra Señora de los Remedios de Ambroz comenzó su andadura a mediados del siglo XX, cuando la educación rural aún era un lujo más que un derecho garantizado. La escuela fue construida en la década de 1950 para dar respuesta a las necesidades básicas de escolarización en esta pequeña localidad, que por entonces era un municipio independiente. El centro, bautizado con el nombre de la patrona local, reflejaba la identidad cultural y religiosa de la comunidad. Funcionando como una escuela unitaria, con recursos muy limitados y posiblemente aulas separadas por género, se convirtió rápidamente en el único referente educativo de la zona. A pesar de sus inicios humildes, sus paredes han sido testigo de generaciones de alumnos y de la evolución de Ambroz hasta integrarse, en 1976, en el actual municipio de Vegas del Genil. Lo que comenzó como una escuela modesta, sin apenas medios, se convirtió en un símbolo de progreso y esfuerzo colectivo.

Con el paso del tiempo, el Colegio Virgen de los Remedios fue evolucionando junto al sistema educativo español. De escuela unitaria rural pasó a convertirse en un Colegio de Educación Infantil y Primaria (CEIP) que hoy atiende a niños y niñas de entre 3 y 12 años. Durante las décadas de los 80 y 90, el centro incorporó progresivamente la educación infantil y abrazó la coeducación, reflejando el espíritu de renovación que trajo la democracia. Pero mientras el modelo pedagógico avanzaba, las infraestructuras no siguieron el mismo ritmo.
En las últimas dos décadas, el crecimiento demográfico de Ambroz ha sido imparable, impulsado por la expansión residencial y la cercanía a la ciudad de Granada, siendo la segunda barriada con más población de Vegas del Genil. Esta transformación urbanística y social convirtió a la Barriada de Ambroz en una zona cada vez más joven y dinámica… pero el colegio no creció al mismo ritmo.
A partir de mediados de los 2000, la demanda de plazas escolares superó ampliamente la capacidad del edificio original. La respuesta fue provisional: la instalación de aulas prefabricadas, que debían ser una solución temporal y acabaron convirtiéndose en una estructura permanente. Hacia 2017, el colegio contaba con más módulos prefabricados que aulas tradicionales, una cifra que por sí sola reflejaba la precariedad de las instalaciones y el colapso del espacio educativo.
Además, para poder dar cabida a todo el alumnado, se tuvo que recurrir a espacios municipales cercanos, como el Edificio Clara Campoamor, habilitado como sede para varias clases de Educación Infantil. Pero el problema iba más allá: se instalaron también más aulas prefabricadas a más de 500 metros del centro original, lo que fragmentó aún más la vida escolar. El aula matinal y el comedor escolar se ubicó definitivamente en la Sala Alhambra, donde los alumnos debían cruzar la calle cada día para almorzar, con los riesgos y dificultades que ello conlleva.
Para ganar algo de espacio, el colegio tuvo incluso que sacrificar parte de sus instalaciones deportivas originales, eliminando parte de las pistas de futbito y baloncesto para levantar más módulos. El patio, ya reducido, quedó muy por debajo del tamaño ideal para el número de niños matriculados. En resumen: un colegio diseñado para otra época intentando sobrevivir a la realidad del siglo XXI.


Lo verdaderamente extraordinario del CEIP Virgen de los Remedios es que, pese a unas infraestructuras insuficientes, ha sabido consolidarse como un referente educativo en la provincia. No hablamos solo de buenos resultados académicos, que los tiene. Hablamos de una comunidad escolar capaz de mantener viva la vocación pedagógica, de innovar en la enseñanza y de cultivar valores sólidos en su alumnado, a pesar de las limitaciones del espacio y de los recursos.
El centro ha conseguido reconocimientos tan importantes como el título de Centro Embajador de Save the Children, que solo se concede a colegios con un compromiso destacado en la defensa de los derechos de la infancia. Ha protagonizado campañas solidarias que han traspasado fronteras, como la colaboración con una escuela en Togo que ha movilizado a cientos de familias para enviar material escolar, ropa, alimentos y hasta financiar un molino de cereal que hoy alimenta a decenas de estudiantes africanos. Además, la decisión del alumnado de renunciar a su viaje de estudios para destinar el dinero a este proyecto es una muestra clara del impacto real de la educación en valores.
El colegio también ha liderado actividades de conciencia medioambiental, como la limpieza de los ríos Genil y Dílar, implicando a más de un centenar de alumnos en la protección del entorno natural. En el ámbito cultural, ha impulsado el Certamen Narrativo de la Vega de Granada, promoviendo la escritura creativa y el gusto por la lectura entre los escolares del municipio. Eventos como la Carrera Solidaria, el Día de la Paz o la Primavera Lectora no son simples fechas marcadas en el calendario, sino auténticos espacios de formación integral.
Con una comunidad educativa unida, un profesorado comprometido y un alumnado participativo, el Virgen de los Remedios ha demostrado que la calidad educativa no depende únicamente de los edificios, sino del alma de quienes los habitan. Y ese espíritu, en Ambroz, sigue más vivo que nunca.
Frente a la evidente masificación del actual colegio y la antigüedad de sus instalaciones, con un edificio que sigue siendo el mismo desde los años cincuenta, la comunidad educativa de Ambroz lleva casi veinte años reclamando una solución definitiva. La necesidad de un nuevo centro se planteó por primera vez en 2005, pero lo que parecía una cuestión de voluntad política y planificación se convirtió en una larga espera marcada por la frustración y la lentitud administrativa.
Uno de los principales escollos fue la adquisición de los terrenos adecuados. Lo que debía ser el primer paso hacia el nuevo colegio acabó siendo el mayor obstáculo. Durante más de una década se intentó sin éxito llegar a un acuerdo con los propietarios del solar inicialmente previsto, en un proceso que se alargó innecesariamente y que impidió cualquier avance real. No fue hasta finales de 2019 cuando el Ayuntamiento de Vegas del Genil logró cerrar por fin la compra de una parcela de unos 8.000 metros cuadrados en la calle Ancha, tras dieciocho años de negociaciones. Solo entonces se pudo hablar con fundamento de la futura construcción del colegio.
El nuevo centro proyectado contempla unas instalaciones modernas, con dos líneas educativas completas, espacios deportivos adecuados y capacidad para más de 500 alumnos, el doble que en la actualidad. Un proyecto imprescindible para responder al crecimiento de Ambroz y garantizar una educación de calidad a las generaciones futuras.
Aunque el proyecto cuenta con financiación garantizada por la Consejería de Educación de la Junta de Andalucía y ha sido declarado prioritario por las administraciones competentes, la realidad es que los trabajos previos a la construcción avanzan con una lentitud que genera inquietud entre las familias. Las actuaciones necesarias para preparar el terreno, como la urbanización, el saneamiento y el cerramiento de la parcela, se están demorando mucho más de lo que sería razonable. A día de hoy, en 2025, la parcela aún no está completamente urbanizada ni ha sido entregada formalmente a la Junta, lo que impide que las obras del nuevo colegio puedan comenzar. La comunidad educativa considera que esta situación es ya insostenible y exige que se resuelva sin más demoras.
La comunidad educativa insiste en que ya no hay más margen para demoras. La entrega del solar debe producirse de manera inmediata. No se trata solo de construir un nuevo edificio, sino de poner fin a una situación insostenible que se arrastra desde hace demasiado tiempo. Por respeto a las familias, por dignidad para el alumnado y por responsabilidad institucional, el inicio de las obras es una urgencia que no puede seguir esperando.
Construir el nuevo colegio de Ambroz no debería entenderse como un logro político atribuible a un color político u otro, sino como una responsabilidad institucional pendiente desde hace décadas. El pueblo de Ambroz lleva años esperando con paciencia y dignidad una infraestructura básica que nunca debió retrasarse tanto. Si bien es cierto que unos iniciaron los pasos y otros tienen el deber de terminarlos, lo esencial es que se reconozca que no se trata de un favor ni de una oportunidad para obtener réditos partidistas, sino de una deuda histórica con las familias de la barriada.
La ciudadanía no pide aplausos ni promesas, pide hechos. Y cuando se habla de educación pública, de igualdad de oportunidades y de condiciones dignas para aprender, cumplir con lo acordado no es motivo de celebración, es simplemente cumplir con el deber. Lo que el colegio Virgen de los Remedios ha logrado hasta ahora lo ha hecho sin las condiciones que merece, y su comunidad educativa ha dado una lección constante de compromiso, esfuerzo y generosidad.
Desde Defiende Vegas del Genil solicitamos al actual equipo de gobierno que agilice sin más demora los trámites administrativos necesarios y deje de justificar la falta de avances en excusas técnicas o plazos indefinidos. La parcela debe entregarse a la Junta de Andalucía de forma inmediata para que las obras puedan comenzar cuanto antes. No hay ya margen para más dilaciones.
Ambroz merece este colegio. Lo merece su alumnado, lo merecen sus docentes, lo merecen las familias y lo merece todo un pueblo que ha sabido esperar demasiado. No se trata de ideologías, se trata de derechos.