«Las Auxiliares de Ayuda a Domicilio de Vegas del Genil rompen su silencio ante el desprecio de la Alcaldesa»

La Voz de las Trabajadoras Ignorada por la Alcaldesa

En un momento en que el respeto, la empatía y el diálogo deberían ser el pilar de cualquier decisión política, las trabajadoras del Servicio de Ayuda a Domicilio de Vegas del Genil se han encontrado con un silencio ensordecedor. A pesar de haber solicitado reunirse con la Alcaldesa para exponer sus preocupaciones sobre la externalización de su servicio y su futuro laboral, no han sido recibidas ni escuchadas. Estas mujeres, que durante décadas han dedicado sus vidas al cuidado de los más vulnerables, ahora se sienten abandonadas y traicionadas por quienes deberían defenderlas.

Ellas no son solo cifras en un informe económico, son las manos que cuidan, los rostros familiares que acompañan y las voces que consuelan a nuestros mayores en los momentos más difíciles. Son las que estuvieron ahí cuando otros se quedaron en casa, las que arriesgaron su salud y seguridad para que nuestros mayores no se sintieran solos.

Hoy, esas mismas trabajadoras alzan su voz con esta carta abierta, dirigida a una administración que parece haber olvidado lo esencial de su labor: proteger y cuidar a su gente.

CARTA ABIERTA DE LAS AUXILIARES DE AYUDA A DOMICILIO

«Hoy hablo no solo en mi nombre, sino en el de todas las trabajadoras del servicio de ayuda a domicilio, un servicio que durante décadas ha sido un referente en la provincia de Granada.

Somos las mismas auxiliares que hemos estado al pie del cañón en cada situación difícil que ha vivido nuestro pueblo. En la pandemia, cuando todos estaban en casa por seguridad, nosotras salimos cada día, exponiendo nuestra salud y la de nuestras familias, para cuidar de quienes más lo necesitaban. En la DANA, fuimos las únicas que acudimos a atender a nuestros usuarios, porque el compromiso va más allá de lo laboral: es humano. Incluso durante apagones, ahí estuvimos, preocupándonos por su bienestar.

Llevamos más de 30 años cuidando de nuestros mayores, de nuestros dependientes. Algunas de nuestras compañeras llevan desde el principio. Hemos estudiado, nos hemos formado, reciclado año tras año. Y ahora, después de tanto esfuerzo, de tanto trabajo silencioso pero esencial, se elimina el servicio público como si no hubiéramos hecho nada.

Somos un servicio esencial. Cuando todos descansan en sus casas, nosotras estamos en la calle, atendiendo a más de 170 usuarios. Y ahora, ese gran equipo, formado por gente del pueblo y de fuera, va a desaparecer. Quizás nos olviden, pero no olvidarán que una alcaldesa tomó la decisión de eliminar un servicio público fundamental, dejando en la calle a más de 40 personas.

Y por mucho que se diga que la empresa las va a readmitir, la realidad es otra: en Santa Fe ya han empezado los despidos a los 15 días. Y sí, tendrán que indemnizarlas, pero eso no devuelve la estabilidad ni la dignidad laboral perdida.

Esperamos, de verdad, que esté muy segura de la decisión que va a tomar. Porque no está jugando solo con empleos, está jugando con la salud, la dignidad y el bienestar de los más vulnerables de nuestro pueblo.«

Un futuro que se oscurece sin razón

Para muchas de estas trabajadoras, su empleo no es solo un trabajo, es un compromiso con su comunidad, una vocación que no se puede medir en euros. Si se les quita ese derecho, se les quita también una parte esencial de sus vidas.

Por eso, piden a la Alcaldesa que escuche su voz, que valore su sacrificio y que recuerde que, detrás de cada número en un informe, hay historias, familias y vidas que merecen respeto y dignidad.

Porque un pueblo que olvida a quienes cuidan de sus mayores, es un pueblo que se olvida de sí mismo.